Hoy quiero dedicar una mención especial al juego. Sí jugar, jugar con nuestro perro… no todo va a ser sentarse, tumbarse, permanecer quieto, … el juego a pesar de ser el mejor motor para canalizar el aprendizaje de nuestro perro, está infravalorado, no sabemos cómo o qué juguete emplear en cada caso o simplemente carece de importancia dentro de todas las cuestiones que nos preocupan en la educación de nuestros amigos.
¿Por qué es importante el juego con nuestro perro?
– Mejora el vínculo: permite aprender y practicar un “código o lenguaje” para comunicarnos con nuestro perro, la comunicación debe ser bidireccional (perro-guía, guía-perro). Además el juego afianza lazos entre ambas partes.
– Mejora el bienestar físico y emocional del perro: permite realizar ejercicio físico de una manera controlada y dirigida y canalizar impulsos y controlar el estrés.
– Supone una oportunidad para ofrecer actividades de estimulación mental.
– Bien construido y utilizado supone un potente refuerzo positivo.
– Y lo más importante, porque el juego en sí mismo es divertido, supone un premio / refuerzo por sí sólo y el perro, como nosotros, es un animal social que está deseando interactuar y compartir momentos de juego, aprovechémoslo!
Parece evidente entonces que el juego es un canal extraordinario sobre el que estructurar la educación de nuestro perro… sin embargo, el juego mal “construido” puede conllevar algunos problemas:
– Obsesión por los juguetes (es típico encontrar en los parques perros locos por la pelota, por ejemplo)
– Frustración y desmotivación
– Ansiedad
– Problemas de posesión de juguetes
En siguientes post veremos qué tipo de juguetes utilizar y qué claves hay que tener en cuenta para poder aprovechar al máximo el potencial que nos ofrece el juego 😉
– Jugar con nosotros
– Jugar sólo
– Jugar con otros perros